jueves, 7 de abril de 2016

"Victoria"

Estoy embarazada de 6 meses. En el último estudio algo no salió bien. Le diagnosticaron a mi bebé un síndrome y todo se me derrumba. ¿Qué es eso? ¿Aquién recurrir? ¿Qué va a pasar? ¿Qué hicimos mal con Carlos, mi marido? Irremediablemente no puedo dejar de pensar en todo lo que mi bebé puede sufrir. Las cosas que podría no lograr. Tengo miedo, tengo mucho miedo.
Comienzo mi peregrinaje por diferentes médicos y especialistas para que alguno me de respuesta a todas mis preguntas. Me resisto a darme por vencida, a que mi bebé no tenga las mismas oportunidades que los demás. Algo se debe poder hacer.
El 20 de abril nace Victoria. A partir de allí todo cambia. Victoria es real. Sus pequeñas manitos y sus caricias así nos lo demuestran. Victoria es tan real que no hace más que afirmar o negar nuestras fantasías.
El tiempo pasa, hoy cumple 10 años. Es una niña hermosa. Le encanta ver a Violeta y las canciones de Panam. Odia que la peine y a mi me encanta hacerle trenzas por toda la cabeza. Fanática del chocolate y las pastas. En un idilio permanente con su padre (es mutuo). Con Carlos hemos pensado en tener otro hijo, pero aún no encontramos el momento. O quizás es tanto el miedo… No lo sé.
Hay días en que aún llueven preguntas en mi cabeza ¿Cómo hubieran sido nuestras vidas si las cosas hubiesen resultado diferentes? ¿Qué va a pasar con “mi bebé” el día que yo no esté más? ¿La estaremos sofocando con todos los tratamientos a los que asiste, o aún quedarán cosas por hacer para que ella esté lo mejor posible?
Tener un hijo con una discapacidad puede resultar muy difícil. Lo añorado no encuentra asidero en la realidad. El duelo por aquel hijo imaginado, soñado, por aquello que no será, es algo que hay que atravesar. Aparecen desafíos diarios muy diferentes a los que les toca sortear a los demás. Hay días en que incluso, después de años, la mirada de los otros aún me duele. Todavía no me atrevo a decir que estoy agotada, porque cómo hablar de mi cansancio cuando puedo hacer tantas cosas que Victoria no puede, sin sentir culpa por eso…

No sólo los niños “necesitan”. También los padres. Un espacio donde hablar, reflexionar, llorar, pensar y repensar, sentirse acompañados.

Lic. Pilar Tuero M.N. 58912 - Lic. Sofía González M.P. 84651